
Camino por el frió pasillo, sin saber lo que esperaba, sin saber lo que pisaba en el camino pues sus ojos vendados con la mas fina seda no le permitían más y las amarras de sus dos brazos no le permitían tocar ni su propio rostro, mas el en esos momentos nada hubiese deseado mas que seguir con la intriga de que en algún momento pudiese disfrutar de lo que no veía, siguió por el pasillo hasta llegar a un lugar mucho mas calido, en donde sus amarras se soltaron lentamente, casi como por obra de magia, suavemente soltó las vendas que le tapaban la ventana del alma por donde entra todo lo que ensucia a una mente y por donde salen todos los sentimientos, de a poco recobro la vista en un espacio irreconocible, amplio de paredes, piso y techo de un color rojo
fuerte, como el color de la sangre de su victima anterior,
en el centro del gran salón una luz descendía del cielo e iluminaba un cubículo transparente, se acerco lentamente un poco excitado un poco asustado y otro poco dudoso, pues no sabia bien que era lo que en el interior encontraría, pero cuando la luz que provenía desde el suelo se encendió se distinguieron los cuerpos de dos mujeres, de contextura fina, piel blanca y cabellos negros, que se revolcaban entre ella tocando sus cuerpos y brindándose placeres increíbles la una a la otra, sus gemidos de las mujeres atravesaban el cristal que las manos de él no podían atravesar por mas que lo intentara, por mas que lo deseara, la excitación de los tres aumentaba y el veía como aquellas mujeres se deseaban tanto la una a la otra sin poder hacer nada, sin poder evitar que la mujer a la que el mas ha amado en la vida dejara de sentir tanto placer por aquella otra y en el fondo el tampoco podía evitar sentir placer por ninguna de las dos, trato de romper el vidrio mas la estructura ni se movió y menos sirvió siquiera para que las dos se dieran cuenta de su presencia, gimiendo de placer cercanas a aquel momento en el que el ser humano se siente superior a cualquier otra cosa, así pues el tomo sus vendas las puso en sus ojos, tomo sus amarras y se ato los brazos para volver a caminar por aquel frío pasillo esta vez con la idea de una de las torturas mas dolorosas y placenteras que ha vivido.